Cómo es el cerebro de una ave

Partes y funciones del cerebro de las aves
Los seres humanos utilizamos el neocórtex -la parte del cerebro que constituye la mayor parte de los hemisferios cerebrales- para la mayoría de los procesos cognitivos superiores, como el pensamiento abstracto, la resolución de problemas, la formación de recuerdos y la comunicación compleja. El neocórtex también interviene en la expresión de nuestras emociones y nuestra personalidad. Los humanos no son los únicos que tienen neocórtex. Todos los primates, y de hecho todos los mamíferos, tienen uno, aunque ninguno es tan grande y enrevesado como el nuestro. Los científicos han tendido a considerar el neocórtex humano como el mayor logro de la evolución, pero ahora están descubriendo que la evolución ha dado lugar a cerebros muy inteligentes sin neocórtex.
Los diminutos cerebros de las aves no tienen neocórtex, y sus estructuras y conexiones son diferentes de las de los primates. Esto no debería sorprender, porque hace más de 200 millones de años las aves se separaron de la línea evolutiva que condujo a los mamíferos y a los humanos a través de los primates. Lo sorprendente es que, a pesar de la ausencia de neocórtex, las aves pueden realizar tareas cognitivas complejas que antes se consideraban exclusivas de los primates y algunas incluso de los humanos. Estas tareas incluyen ver ilusiones ópticas, formar conceptos, comprender el estado mental de otro individuo, utilizar y fabricar herramientas y comunicar significados específicos para lograr objetivos específicos. Estos descubrimientos ponen en tela de juicio nuestra noción de la evolución del cerebro y nos muestran que hay más de una forma de cablear un cerebro inteligente.
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Los kea son conocidos por su inteligencia y curiosidad, rasgos vitales para sobrevivir en el duro entorno montañoso que es su hogar. Los kea pueden resolver rompecabezas lógicos, como empujar y tirar de las cosas en un orden determinado para llegar a la comida, y colaboran para alcanzar un objetivo.
La dificultad de definir o medir la inteligencia en animales no humanos hace que el tema sea difícil de estudiar científicamente en las aves. En general, las aves tienen un cerebro relativamente grande en comparación con el tamaño de su cabeza. Los sentidos visual y auditivo están bien desarrollados en la mayoría de las especies, aunque los sentidos táctil y olfativo sólo están bien realizados en unos pocos grupos. Las aves se comunican mediante señales visuales, llamadas y cantos. Por ello, las pruebas de inteligencia en las aves suelen basarse en el estudio de las respuestas a estímulos sensoriales.
Los córvidos (cuervos, cornejas, arrendajos, urracas, etc.) y las psitácidas (loros, guacamayos y cacatúas) suelen considerarse las aves más inteligentes, y se encuentran entre los animales más inteligentes en general. Las palomas, los pinzones, las aves domésticas y las rapaces también han sido objeto habitual de estudios sobre inteligencia.
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Con suficiente entrenamiento, las palomas pueden distinguir entre las obras de Picasso y Monet. Los cuervos pueden identificarse en un espejo. Y en un campus universitario de Japón se sabe que los cuervos dejan intencionadamente nueces en un paso de peatones y dejan que el tráfico de paso se encargue de romperlas. Muchas especies de aves son increíblemente inteligentes. Sin embargo, entre los animales inteligentes, el "cerebro de pájaro" no suele ser muy respetado.
Según dos artículos publicados hoy en Science, las aves tienen un cerebro mucho más parecido al de los primates de lo que se pensaba. Durante años se pensó que el cerebro aviar tenía funciones limitadas porque carecía de neocórtex. En los mamíferos, el neocórtex es la capa externa del cerebro, corpulenta y evolutivamente moderna, que permite la cognición compleja y la creatividad y que constituye la mayor parte de lo que, en el conjunto de los vertebrados, se denomina palio. Los nuevos hallazgos demuestran que, de hecho, las aves tienen una estructura cerebral comparable al neocórtex a pesar de tener una forma diferente. Resulta que, a nivel celular, la región del cerebro tiene una disposición muy parecida a la del córtex de los mamíferos, lo que explica por qué muchas aves presentan comportamientos y habilidades avanzadas que durante tanto tiempo han desconcertado a los científicos. El nuevo trabajo sugiere incluso que algunas aves demuestran cierto grado de conciencia.
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Las aves son inteligentes. Utilizan herramientas, aprenden en sociedad, planifican el futuro y hacen muchas otras cosas que antes se creían exclusivas de los primates. Pero cientos de millones de años de evolución separan a mamíferos y aves, y estructuralmente sus cerebros son muy distintos. Además, está el tema del tamaño. Si nos fijamos en la cabeza de un pájaro, está claro que no hay mucho espacio para el hardware mental. ¿Cómo se las arreglan las aves con cerebros más pequeños? Las aves prodigio que tiran de la cola y roban comida
Aunque otros estudios han abordado muchas de las diferencias estructurales, uno nuevo publicado esta semana en PNAS demuestra que, hasta cierto punto, el tamaño no importa. Sus autores demuestran que las aves empaquetan neuronas en sus cerebros en densidades muy superiores a las de los mamíferos, lo que sitúa algunos cerebros relativamente compactos de aves en el mismo ámbito que los de los primates en lo que se refiere al número total de células.
Si observamos un cerebro aviar típico sin saber mucho sobre cerebros, nos impresionará sobre todo su tamaño (o la falta de él). Algunos de los cerebros más pesados de las aves son los de los guacamayos, que pesan menos de 25 gramos. El cuervo, un ave grande con una merecida reputación de inteligente, tiene un cerebro que suele pesar unos 15 gramos. Una cifra similar a la de un conejo.