Cómo se adaptan los reptiles al medio ambiente

Cocodrilos
¿Cuáles son los efectos a largo plazo del cambio climático en la evolución de la vida? Se trata de una pregunta fundamental, dado el rápido ritmo del cambio climático antropogénico y sus desconocidas repercusiones en el futuro de la biodiversidad mundial. Predecir el futuro de la biodiversidad puede ser extremadamente desafiante, pero afortunadamente el registro fósil nos proporciona varias lecciones importantes de eventos similares que ocurrieron en tiempos geológicos profundos (ver mis discusiones anteriores sobre este tema en este post de 2019). Un buen ejemplo proviene de una serie de crisis climáticas que se extendieron durante casi 60 millones de años entre los periodos Pérmico y Triásico (hace 295 - 235 millones de años). Unidas a un intenso calentamiento global, condujeron a dos de las mayores extinciones masivas de la historia del planeta: la de finales del Guadalupiano (261 Mya) y la de finales del Pérmico (251,9 Mya), que diezmaron el 70% y el 86% de todas las especies vegetales, respectivamente, en apenas 9 millones de años de diferencia entre ambas. Nunca antes ni después, la vida en la Tierra corrió mayor riesgo de aniquilación completa.
Adaptación fisiológica de los reptiles
Muchos reptiles son muy sensibles a la alteración de las temperaturas que puede provocar el cambio climático debido a su ectotermia, que les obliga a depender de la temperatura ambiente para mantener procesos fisiológicos críticos. Debido a la variedad de serpientes, lagartos, cocodrilos y tortugas que hay en nuestro mundo (tradicionalmente clasificados como reptiles), y a que los datos y proyecciones sobre el cambio climático varían según la ubicación, será importante considerar cada especie y ubicación por separado a la hora de estudiar los posibles efectos de la alteración del clima sobre estos animales.
En las zonas templadas, se considera que los lagartos son muy vulnerables al cambio climático (1-7). Su reproducción está estrechamente ligada a estrechos intervalos de tiempo en primavera y verano, cuando existen regímenes adecuados de temperatura y humedad para actividades críticas de su historia natural, como la búsqueda de alimento y el apareamiento. La alteración de las condiciones meteorológicas durante estas estaciones puede dar lugar a frecuentes años de fracaso reproductivo. Otros efectos del clima sobre la supervivencia de las lagartijas son la mortalidad asociada a los periodos cálidos del invierno (8), los efectos interactivos de la alteración de las comunidades vegetales, los regímenes de incendios y las especies invasoras (9) y, potencialmente, las enfermedades (10).
Tuatara
Sri Lanka, país insular tropical, posee una rica fauna de reptiles terrestres y acuáticos. Sin embargo, como la mayoría de los demás países tropicales, no se ha abordado adecuadamente la amenaza del cambio climático para su diversidad de reptiles, a fin de gestionar y mitigar las amenazas de extinción que plantea el cambio climático. Para subsanar esta carencia, se realizó una revisión de la bibliografía internacional relativa a los efectos del cambio climático en los reptiles, con referencia específica a los requisitos nacionales, centrándose en los cambios previstos en la temperatura del aire, las precipitaciones, la temperatura del agua y el nivel del mar. A continuación, se utilizó esta base de información global para especificar un programa nacional de investigación y gestión ambiental para los países tropicales, que se necesita urgentemente para subsanar las deficiencias en los datos relevantes para las políticas, su disponibilidad y acceso, de modo que se puedan aclarar y mitigar los riesgos de extinción de los reptiles. En concreto, tras destacar cómo afecta el cambio climático a las diversas características ecofisiológicas de los reptiles, proponemos lagunas de investigación y diversas recomendaciones para abordarlas. Se prevé que estas evaluaciones también sean pertinentes para la conservación de la biodiversidad de reptiles en otros países con regímenes climáticos tropicales y subtropicales.
Adaptaciones del comportamiento de los reptiles
Los anfibios y reptiles son conocidos por ser ectotermos (de sangre fría). Esto significa que no pueden regular internamente su temperatura corporal, sino que dependen de su entorno exterior para hacerlo. Por eso, cuando pensamos en especies como las serpientes y los lagartos, tendemos a asociarlas con climas cálidos y a menudo nos las imaginamos tomando el sol. Aunque habitan en climas cálidos, los anfibios y reptiles pueden encontrarse en todo el mundo, excepto en la Antártida. El Reino Unido cuenta con 14 especies autóctonas de anfibios y reptiles, y algunas especies resistentes pueden encontrarse incluso en climas extremadamente fríos, como en el Ártico, donde las temperaturas pueden descender hasta -45 °C. ¿Cómo se adaptan estas especies para sobrevivir en condiciones tan extremas?
Una estrategia importante de los anfibios y reptiles es la brumación, en la que entran en un estado de latencia durante los fríos meses de invierno. Suelen brumear en madrigueras o bajo troncos, pero las distintas especies utilizan diversos hábitats, y algunas ranas comunes llegan a brumear en el barro del fondo de los estanques. Aunque es similar a la hibernación, la diferencia clave es que los animales que bruman emergen durante breves periodos para buscar alimento antes de volver a su estado de letargo, normalmente en los días más cálidos. Todas las especies autóctonas del Reino Unido bruman para evitar el clima más frío y conservar energía. No obstante, el clima británico puede seguir siendo difícil durante todo el año. Las ranas comunes son especialmente resistentes y se han encontrado reproduciéndose a la mayor altitud de todos los anfibios del Reino Unido, a 1.120 metros en las montañas escocesas de Cairngorm. Los hábitats de mayor altitud ofrecen una ventana mucho más corta para la reproducción, por lo que para hacer frente a esto, las poblaciones de rana común de gran altitud en Escocia tienen mayores tasas de crecimiento y períodos larvarios más cortos en comparación con las poblaciones de baja altitud (Muir et al. 2014). Esto garantiza que la metamorfosis se complete antes de que las temperaturas vuelvan a descender para maximizar las posibilidades de supervivencia. Por otro lado, algunos renacuajos de rana común retrasan la metamorfosis hasta la primavera siguiente y pasan el invierno como renacuajos en lugar de ranitas; esto puede ser beneficioso en temperaturas más frías, ya que podrán metamorfosearse a un tamaño mayor, mejorando sus posibilidades de supervivencia (Walsh et al., 2008).